La rebeldía del ermitaño
Retrato de Manolo Vellojín
Su obra fue catalogada por algunos críticos como abstracta, otros la consideraban geométrica, y para él era un poco de las dos cosas y ninguna. Era esquivo a las entrevistas, fiel a los rituales, celoso con sus piezas, al igual que con los detalles y el orden. La vida y la obra de Manolo Vellojín tientan fácilmente a poner rótulos, pero se resisten a ser encasilladas en cualquiera de ellos. Este íntimo perfil abre una ventana al paisaje interior del artista barranquillero.
POR María Alexandra Cabrera

ACERCA DEL AUTOR

Estudió periodismo en la Universidad Javeriana. Fue jefe de redacción de la revista Bacánika, y ha colaborado con Bocas, Habitar y El Malpensante.